Descripción
¡Quiero montar a caballito! Esta es una de las peticiones habituales que los pequeños hacen a sus padres. Para satisfacerlos, cualquier padrazo tiene dos opciones: o ponerse a cuatro patas y esperar que las vértebras no se resientan, o utilizar la pierna unida a esta divertida y original cabeza de caballo. De lo que no nos libraremos es de hacer reir al personal intentando imitar el relincho de un caballo mientras el niño grita "¡Arre caballito!", pero al menos estaremos más cómodos.