Descripción
Aunque lo parezca, este cojín con forma de perrito caliente no es aceitoso, no mancha, no huele bien (ni mal) y no es comestible. En cambio, es igual de blandito y mucho más grande, divertido y decorativo que uno de verdad. ¿Te lo imaginas en tu sofá, en tu cama o en la habitación de los niños?