Descripción
Parece difícil que un arcaico reloj de arena pueda despertar en nosotros el deseo de poseerlo, pero este lo consigue gracias a un sencillo truco: la "magia" del magnetismo. Simplemente sustituyendo la arena por polvo metálico y camuflando un imán en la base de madera, se consigue un efecto sorprendente, hipnótico y... relajante. Observar como las partículas se adhieren construyendo una estructura tan peculiar nos puede mantener absortos durante minutos.